Durante muchos años hemos venido investigando casas encantadas sin que nadie se enterase de nuestras pesquisas. Nos dedicamos a mantener nuestras investigaciones respetuosamente secretas con nuestros clientes y los miembros de nuestro grupo, I.C.O.A. Pero cuando comenzamos nuestras investigaciones sobre el Palacio de Eguilior en el pueblo de Limpias, a pesar de nuestra discreción, rápidamente fuimos descubiertos por el periodista Marcos Díaz Manrique. A partir de un artículo publicado por él fuimos inesperadamente lanzados al conocimiento del público. Habíamos sido los primeros en interesarnos por lo que la gente de los alrededores estaba diciendo. De hecho, la abuela de mi marido, que vivía precisamente en la vieja casa junto a la tapia del palacio, también nos había repetido aquello mismo que decían los vecinos.
Lo que estábamos haciendo causó mayor furor, llamando más la atención, por el hecho, desconocido hasta entonces por nosotros, de que el Palacio de Limpias iba a ser, en poco tiempo, convertido en un parador nacional. Recorrimos muchos programas autonómicos y nacionales, como el de “Manuel Jiménez”, “Crónicas Marcianas”, “El programa de Oscar Martínez”, “Las mañanas con Alicia” y muchos más. Al mismo tiempo me llamaron a participar en diversos programas de radio, entre los cuales también fui entrevistada por la periodista Nieves Herrero. Con todo esto viví un gran desasosiego. No estábamos acostumbrados a toda esta atención. El público de pronto comenzó a pedirme que escribiese un libro de nuestras investigaciones. Después de pensarlo un tiempo, comencé a reunir todos mis apuntes y publiqué mí primer libro: “Al final de la Espiral”, el cual tiene el Palacio del Conde Eguilior compartiendo protagonismo, junto con la torre de El Palomar de San Vicente de la Barquera. A día de hoy, creo que quizás esta fue una buena forma de compartir mi trabajo con las personas que han seguido mis investigaciones.
En el palacio fuimos capaces de topar con una serie de misteriosas apariciones de diferentes características. Estas fueron las del Conde Eguilior, la de su bella sobrina Margarita, la de un niño pequeño -que suponemos que era su hijo fallecido, estando aún viva Margarita- y una especie de fantasmilla difuso, que podría ser el bebe del que estaba embarazada cuando ella falleció. Además, estaba el espectro de Rosita, su criada, y Antonio, otro criado que falleció dentro del palacio. Todos estos misteriosos ocupantes espectrales se nos fueron apareciendo durante los meses que dedicamos a la investigación de este impresionante palacio.
Allí además de obtener unas psicoimágenes y psicofonías, pudimos tomar también una variedad de muy intrigantes fotos. A veces el sonido de un harpsicordio tocando “Fur Elise” (Para Elisa), como solía tocar Margarita, nos helaba la sangre. No solo lo habíamos oído nosotros sino también los trabajadores que restauraban el palacio para convertirlo en parador. Debo de destacar, que cuando llegamos al palacio, el harpsicordio ya no existía como tal, sino que era un piano, pero en el momento en que me reuní con los familiares de Don Manuel Eguilior y de Margarita, les comenté que en mis visiones había podido ver a Margarita tocando un piano de 2 filas de teclas, y de cola, y me confirmaron que efectivamente en el pasado había existido el harpsicordio, y que Margarita solía tocarlo con frecuencia. Sinceramente, durante los días pasados trabajando en el interior del palacio nos sentimos muy a gusto con “los otros” ocupantes, pues parecía que solo querían que reconociéramos que todavía habitaban el lugar. La sencillez y dulzura de Margarita siempre me ha cautivado.
"A veces el sonido de un harpsicordio tocando “Fur Elise” (Para Elisa), como solía tocar Margarita, nos helaba la sangre"
El comienzo de la investigación
Me gustaría empezar desde el comienzo. Habiendo oído muchos rumores acerca del entonces llamado “Palacio de Limpias” por parte de muchas diferentes personas de los pueblos de sus alrededores, decidimos acudir al lugar para saciar nuestra curiosidad. Entramos por el camino ascendente que llegaba al palacio pensando qué sería lo que íbamos a encontrar. Solo el destino lo sabía. Lo único de lo que nos habíamos enterado era que se decía que en su interior oían gritos angustiosos, ruidos de cadenas y había “fantasmas”. Esto nos impulsaba hacía adelante para investigar con mayor ansiedad. Cuanto más subíamos acercándonos por el camino, más nos crecían las ganas de llegar a nuestro destino. Pronto comenzaron a aparecer, entrelazándose con la frondosa arboleda del paseo, las primeras vistas de su increíble estructura vislumbrándose su gran belleza. Era bastante impresionante. Sí, merecía todos nuestros esfuerzos para llegar hasta aquí. Las primeras impresiones nos causaron una buena idea de lo que iba a enjaular su misterioso interior.
Ya encontrándonos dentro del edificio empezamos lentamente a revisar todo el interior para prevenirnos de los peligros que nos podríamos encontrar, tales como suelos derrumbados (básicamente el mayor peligro) y techos caídos. Así que cuando trabajásemos de noche ya tendríamos una cierta idea de por dónde movernos. Comenzamos a colocar nuestros aparatos en las diferentes plantas del edificio y dimos comienzo a nuestro trabajo. Entre los miembros del grupo íbamos tres videntes. Después de repartirnos por las diferentes zonas, cada vidente iba acompañada con otro miembro “no vidente” para que fueran testigos de nuestras visiones y de lo que cada una de nosotras íbamos diciendo. Al final, nos reunimos todos en el hall principal, que, según luego me enteré, se llamaba “el salón blanco”. Aquí intercambiábamos nuestras impresiones con los demás, tratando luego de resolver dudas y llegar a conclusiones que tuviesen sentido.
Entre las visitas que hicimos al Palacio de Limpias quizás no fue la primera la que más me impresionó. Puede ser porque en esa visita, en la que vi por primera vez a la linda Margarita”, esta se encontraba en su lecho de muerte, lo cual no fue nada agradable para mí. Otra vista que hicimos un tiempo más tarde fue la que más estupefacción me causó. En esa ocasión, mientras colocábamos todo el equipo y nos preparamos para contactar con el fantasma de Margarita, la bella dama hizo su aparición incluso antes de haber colocado todas las cosas para hacer una ouija. Esto nos descolocó, ya que no habíamos ni empezado a trabajar. Su repentina aparición fue desconcertante y pensamos el porqué de tan brusco contacto. Yo aproveché de inmediato para que entrase en contacto con nosotros a través de la tabla y le hice un gesto con mi mano extendiéndola hacía ella en forma de invitarle. Por extraño que les pueda parecer, ella extendió el suyo en mi dirección y, repentinamente, de la palma de su mano salió un rayo negro hacia la palma de mi mano, causándome un extraño cosquilleo. Yo le sonreí, mostrándole la aceptación de su gesto. Pensé, por un momento, que la joven dama iba a aceptar mi invitación. Pero para desconsuelo de todos, comenzó a desvanecerse. Al mismo tiempo también se desvaneció un pequeño niño que había estado observándonos desde su escondrijo, detrás de los anchos barrotes de la escalera. Patricia, la otra vidente que nos acompañaba, vio todo el proceso de la aparición desde un lugar cercano a mí. A ella al igual que a mí no nos había gustado que el rayo fuese negro. Esa noche llegamos a grabar una psicofonía que al principio nos confundió a todos, ya que dice en una fuerte voz de hombre: “Now you’re a lady”. Traducido quiere decir en inglés; “Ahora eres mujer”. Después de darle muchas vueltas encontré los datos que me lo aclararon totalmente. Parece ser que en esos años habían traído al palacio unas jóvenes muchachas de Inglaterra como chicas de servicio, a disposición de todo para toda la familia. Y como era normal en esos tiempos, todos los hombres importantes sabían hablar inglés. En mi libro “Al final de la Espiral” se pueden leer más detalles sobre este incidente.
Después de que el palacio se convirtiera en parador nacional volvimos a hacer alguna grabación que nos llamó muchísimo la atención. A mí me impresionó aún más que las anteriores grabaciones. En esta ocasión me había acercado al lugar por simple curiosidad, para ver como lo habían preparado. Pedimos unos cafés y aproveché el momento para colocar una grabadora junto a la escalera interior. Cuál fue mi sorpresa cuando al rescatar la grabadora y rebobinar la cinta para poder escucharla oímos de nuevo una voz de hombre que no se cortó nada para decir claro y alto: “Má-tala”. Esto nos dejó a todos bastante consternados. Si quieren oír estas psicofonías se encuentran en mi “Galería de psicofonías”.
A pesar de esta última psicofonía no creo para nada que esos entes quieran hacer daño a nadie. Grabamos muchas más psicofonías, que se pueden oír en el CD que acompaña a mi libro “Al final de la Espiral”. Pienso que al menos los fantasmas que habitan el Palacio de Limpias son seres buenos que han quedado anclados, “aterrados” como digo yo, a la tierra y vagan perdidos sin ir hacía la luz. En el caso de Margarita creo que esta joven sigue viviendo una y otra vez su vida en el palacio, que parece ser lo que más le debía gustar. Junto a ella nos aparecía a menudo un pequeño niño y una forma algo irregular. Pensamos que el niño, que siempre se escondía entre los barrotes de la escalera, debía ser un hijo que falleció muy joven. La otra forma difusa nos hizo pensar si podía ser la del niño del que estaba embarazada cuando falleció.
Lo que más me había llamado la atención cuando tomé particular interés por el Palacio de Limpias fue que la gente hablaba de que se oía cadenas. Pero honestamente creo que esto era totalmente falso, ya que la gente, y especialmente las personas jóvenes, a quienes les gusta explorar los lugares abandonados, crean muchas veces estas historias para impresionar a los demás. Esto pasa muy a menudo.
Entre otras cosas de las que nos hemos ido enterando hubo un caso que me llamó la atención. Un día estando en un bar de Ampuero, el dueño me comentó que habían venido unos amigos suyos a visitarle y se habían quedado en el parador. Durante una cena les comentó si se encontraban cómodos allí con los fantasmas. La reacción de la pareja fue instantánea. Se miraron entre ellos y luego la chica explicó algo que le había pasado en la piscina al estar allí nadando sola. Parece ser que observó cómo una sombra oscura caminaba por el borde alrededor de la piscina mientras ella nadaba. Quiso ver quien era, por lo que se incorporó y pudo comprobar que no había nadie a su alrededor. Ella decidió seguir nadando, cuando de nuevo se repitió la situación. Otra vez comprobó que no había nadie.
La misma situación se repitió por tercera vez, por lo que decidió retirarse preocupada por lo que pasaba. Pensó por un momento que quizás había sido su marido gastándole una broma. Pero una vez en su habitación comprobó que su marido no había salido del cuarto. Quedo la pobre muchacha totalmente afectada por lo sucedido.
Ha habido allí algunos incidentes más que no tienen explicación lógica. Pero lo que sí es cierto es que hoy en día los fantasmas del Parador de Limpias siguen acechando en la oscuridad, reviviendo sus anteriores vidas en El Palacio de Limpias.